Mucha fiesta, eso es lo que se respiró ayer en el festival de Eurovisión. Cada vez, que España se presenta, me planteo la misma pregunta que nos hacemos todos. ¿Por qué seguimos concursando? y es más, ¿Por qué lo sigo viendo?.
Y es que no hay nada tan divertido como adivinar los puntos que van a darse que países como si de una pitonisa se tratase, y es que calidad de letras aparte, música y coreografía, no hay nada como situarse con un mapa, sí, con un mapa, enfrente del televisor, ver unas estadísticas de población inmigrante y ¡voila! ya tenemos nuestros puntos.
Uribarri (comentarista indiscutible del Festival, sin él no sería lo mismo), estaba medio decepcionado porque uno de los doce puntos que nos dieron, fueron de Portugal, y es que si hay razones geopolíticas o geoculturales para el amiguismo festivalero a nosotros nos tiene que tocar algo. Sí teneis curiosidad los otros doce puntos nos los dió nuestros vecinos del norte. Y por supuesto, que a ellos, Rumanía e Italia, también les cayó algo de nuestra parte. A Portugal no porque no se clasificó. Tenemos que reivindicar un estudio geográfico para esto de los puntos no tiene desperdicio. Urribarri, apuntó a que existe más relación entre algunos países y su música que traspasa fronteras, y es que los Pirineos están geniales para ir a esquiar, o hacer rutas de senderismo pero...no nos dan puntos en Eurovisión.
A parte de la risa, que nos provoca en casa lo de los puntos, (acertamos casi siempre,) los alemanes se lo curraron muchísimo, una gran puesta en escena, un derroche de medios (y es que ellos ya no están en crisis), unos presentadores divertidísimos. La representante española lo hizo bien, aunque eso en este festival da igual. Por cierto ganó Azerbaijan.
Y es que no hay nada tan divertido como adivinar los puntos que van a darse que países como si de una pitonisa se tratase, y es que calidad de letras aparte, música y coreografía, no hay nada como situarse con un mapa, sí, con un mapa, enfrente del televisor, ver unas estadísticas de población inmigrante y ¡voila! ya tenemos nuestros puntos.
Uribarri (comentarista indiscutible del Festival, sin él no sería lo mismo), estaba medio decepcionado porque uno de los doce puntos que nos dieron, fueron de Portugal, y es que si hay razones geopolíticas o geoculturales para el amiguismo festivalero a nosotros nos tiene que tocar algo. Sí teneis curiosidad los otros doce puntos nos los dió nuestros vecinos del norte. Y por supuesto, que a ellos, Rumanía e Italia, también les cayó algo de nuestra parte. A Portugal no porque no se clasificó. Tenemos que reivindicar un estudio geográfico para esto de los puntos no tiene desperdicio. Urribarri, apuntó a que existe más relación entre algunos países y su música que traspasa fronteras, y es que los Pirineos están geniales para ir a esquiar, o hacer rutas de senderismo pero...no nos dan puntos en Eurovisión.
A parte de la risa, que nos provoca en casa lo de los puntos, (acertamos casi siempre,) los alemanes se lo curraron muchísimo, una gran puesta en escena, un derroche de medios (y es que ellos ya no están en crisis), unos presentadores divertidísimos. La representante española lo hizo bien, aunque eso en este festival da igual. Por cierto ganó Azerbaijan.
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