viernes, 29 de abril de 2011

Continuamos...

Bueno, pues si tienes la mala suerte de ser rubia de bote, atleta, inadaptado, pertenecer a otra cultura y vives en una aparente e idílica ciudad de los Estados Unidos, ya te puedes ir dando por muerto, y es que nada más le gusta a un asesino slasher que este tipo de personas. Personajillos que se pasan la mitad del metraje corriendo y emitiendo gorgoritos a lo David Bisbal y la otra mitad cachondeándose de los pobres muertos, sin "sospechar" (de hay lo de descerebrados) que pueden ser las próximas víctimas (pobress....).

Otra de las características de estas películas son que los adultos (mayores de 20) son sosos y mantienen una actitud de pasividad e incredulidad ante todo lo que ocurre hasta casi al final, o cuando tienen el cuchillo en el estómago. Las fiestas en las que el sexo y el alcohol corren a borbotones son escenas peculiarmente prolíficas para este tipo de asesinos, que no tienes que decir que bajas al garaje para coger más cerveza, para que no regreses. Y es que no hay peor cosa que separarte del grupo general..es una sentencia de muerte segura.

Otra de las peculiaridades de este tipo de películas, es que necesitas rematar al asesino un par de veces antes de que todos, incluidos los espectadores, nos cercioremos de que realmente este muerto, y es que estos asesinos gozan de una excelente salud, a pesar de estar acribillados a balazos, a cuchilladas, o faltarles algún miembro del cuerpo, siempre resurgen en un susto final.

Pues, basicamente, de eso va Scream, salvo que en ella en cierta medida se parodia o crítica a este tipo de género. Scream 4, en su afán por recuperar el "prestigio" perdido, da una vuelta de tuerca, parodiando y criticando esto mismo, lo que se dice comunmente como "rizar el rizo".

Sí ya en Scream, tuvimos un principio sobrecogedor, en Scream 4, tenemos un comienzo extraño, que aunque no es para tirar cohetes, me gustó por su intento de ser original.



Pues vamos con la historia, Scream y sus secuelas nos cuenta la historia de amor-odio de Sidney Prescott (Neve Campbell) y Ghostface (el asesino). En la primera la típica adolescente de Instituto que irá evolucionando (yo no sé como no ha acabado en un psiquiátrico) hasta convertirse en una escritora de éxito que va a presentar su libro, en el que habla de cómo dejar de ser una victima, en su pueblo natal Woodsboro(donde tuvo lugar todo el cotarro) y justamente en las fechas en las que se celebra el aniversario de las primeras muertes. Durante las anteriores películas ha estado acompañada por la intrépida periodista Gale Weathers (ahora convertida en una ama de casa y escritora frustada ) interpretada por Courney Cox (Mónica de Friends) y de Dewey, el simpático policía ascendido a Sheriff (David Arquette, de los Arquette de toda la vida). Durante las diferentes secuelas se han enfrentado a los distintos asesinos que se han metido en el disfraz de Ghostface, siempre motivados por un afán de venganza, en muchos casos incomprensible e irrisorio, por no decir patético.

Es cuando Sidney retorna a Woodsboro, cuando el Ghostface de 2011, hace su aparición sembrándolo de cadáveres (la mayoría con una impecable melena rubia). Esta vez, como sangre nueva tenemos a la prima de Sidney y a su peculiar grupo de amigos. ¿Quién se encuentra esta vez debajo del disfraz de Ghostface? Esto lo tendreis que averiguar vosotros...yo no destrozo finales.

En conclusión, si bien no es una joya, es medianamente aceptable, no como la primera, pero sí muchísimo mejor que las anteriores, aunque como dije en el anterior post, esto no tiene un gran mérito.

De las cosas que más me gustaron me quedo con este cameo, la escena es cuando menos sorprendente.



(THE END)
Besosss

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